Ulrich Richter Morales, el “personero” del empresario campechano Amado Yáñez y de su compañía Oceanografía, aprovechó el espacio radiofónico que tenía la periodista Carmen Aristegui y su presencia allí tuvo consecuencias previstas y otras que se salieron de control. Ante los micrófonos de la W, Richter cumplía así su papel como táctico del grupo de empresarios y políticos de Campeche: advertía, amenazaba, difamaba y señalaba con suspicacia el trabajo periodístico de investigación que Contralínea realiza en relación con los contratos que Petróleos Mexicanos celebra con ese grupo empresarial y político. Al mismo tiempo colocaba una sombra más sobre el destino periodístico de Carmen Aristegui, quien representa un malestar permanente para ciertos funcionarios de la casa presidencial.
y pensar que esta mamada de chairo le va a costar 5 mil millones de pesos a Google
ResponderEliminarEsto le va a doler a Google
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